Por Emily Sabbah
Con una gran cantidad de información disponible en la comunidad del fitness, existen cientos de formas de optimizar tus entrenamientos . Un cambio en la programación, el equipo o incluso la vestimenta puede ayudarte a mejorar tu juego y alcanzar tus objetivos. Recientemente aprendí que hay un cambio menor que, con muy poco esfuerzo real, puede tener un gran impacto en mis entrenamientos y resultados. ¿Qué cambio es ese? Mi música de entrenamiento.
Beneficios de la música durante el ejercicio
¿Es mejor hacer ejercicio con música? ¡Sí! Hacer ejercicio con música tiene una serie de beneficios increíbles . Puede motivarte a empezar, mejorar tu estado de ánimo, ayudarte a mantener el ritmo de tu entrenamiento e incluso distraerte de la inevitable fatiga física. Además, elegir la música que te guste te ayudará a crear asociaciones positivas con el ejercicio. Me encanta guardar mis canciones favoritas para movimientos que todavía estoy aprendiendo a amar (mirarte, flexiones y extensiones de tríceps por encima de la cabeza).
Encontrar la música adecuada para tu entrenamiento
Al elegir música para tu entrenamiento, hay dos factores importantes a considerar:
- Tempo
- Respuesta del ritmo
El tempo se refiere a qué tan rápida o lenta es la música, generalmente caracterizado por BPM (pulsaciones por minuto). Hacer coincidir el ritmo con el ejercicio puede resultar extremadamente beneficioso. Si vas a salir a caminar, por ejemplo, una canción de unos 120 bpm te ayudará a mantener un buen ritmo. Cuando corras en la cinta o hagas otros ejercicios cardiovasculares de intensidad moderada a alta, intenta alcanzar algo más cercano a los 160 bpm.
Como pauta general , opte por estos rangos según el tipo de ejercicio:
- Yoga, pilates y otras actividades de baja intensidad: 60 a 90 BPM
- Yoga de poder: 100 a 140 BPM
- CrossFit, ciclismo en interiores u otras formas de HIIT: de 140 a más de 180 BPM
- Zumba y baile: 130 a 170 BPM
- Cardio en estado estable, como trotar: 120 a 140 BPM
- Levantamiento de pesas y levantamiento de pesas: 130 a 150 BPM
- Calentamiento para el ejercicio: 100 a 140 BPM
- Enfriamiento después del ejercicio: 60 a 90 BPM
Además, hacer ejercicio con música que coincida con el ritmo de su ejercicio puede ayudar a su cuerpo a utilizar el oxígeno y trabajar de manera más eficiente. ¡Seguro que es una ganancia de optimización!
¡La respuesta rítmica es esencialmente cuánto te hace querer moverte una canción! El tipo de música que provoca esta respuesta varía según los individuos y las culturas. Entonces, si te preguntas qué música es mejor para hacer ejercicio, presta atención al tipo de música que te levanta y te motiva, y agrégala al comienzo de tu lista de reproducción de ejercicios. Puede que no sean las canciones más rápidas las que te hagan entrar en ritmo, así que intenta agregarlas a tu calentamiento para ayudarte a entrar mentalmente en el juego antes de aumentar la intensidad.
No te olvides del enfriamiento
Al igual que aumentar el ritmo cardíaco durante un entrenamiento, la música puede ayudar a calmar el cuerpo y reducir el ritmo cardíaco durante el enfriamiento. Agregar algunas canciones más lentas hacia el final de tu lista de reproducción puede ayudarte a preparar tu mente y tus músculos para la recuperación. Y seamos honestos: agregar algunas canciones favoritas a tu relajación puede ayudarte a evitar acortar este importante paso o saltártelo por completo.
Así como mis entrenamientos evolucionan constantemente, también lo hace mi lista de reproducción de ejercicios. Me encanta agregar nuevos favoritos y desafiarme con ritmos nuevos.
¿Cuáles son algunos de tus ejercicios favoritos?
Si tiene alguna pregunta o le gustaría ser un blogger invitado, envíenos un correo electrónico a hello@liftingthedream.com .
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